miércoles, 30 de septiembre de 2009

Novedades: Hallan manuscritos en la SADE


Alfonsina de puño y letra, a modo de despedida









Por: Clarín.com

Con letra inquieta, temblorosa, imprecisa, Alfonsina Storni escribe una carta muy corta, acaso una de las últimas, a su amigo y maestro, el novelista Manuel Gálvez. Con tinta clara, encabeza la esquela afirmando "Estoy muy mal", y pocas líneas más abajo concluye con un "Gracias, adiós. No me olviden", poco antes de un final abrupto: "No puedo seguir escribiendo". Su letra parece tener la facultad de decir más del estado de la poeta que sus propias palabras. Revuelta en un papel amarillento que conserva los surcos de los pliegues en los que la dobló y envió, la letra desnuda sin remedio la angustia de Alfonsina y, claro, conmueve.




Alfonsina Storni murió en Mar del Plata la madrugada del 25 de octubre de 1938. Había llegada a la ciudad costera dos días antes. La leyenda cuenta que la poeta se internó en el mar, se alejó, se fue. En la mañana del 25 su cuerpo fue encontrado en la playa. Esa misma tarde los diarios dieron la noticia: "Ha muerto trágicamente Alfonsina Storni, gran poetisa de América".



Manuel Galvez, asistió a su entierro, junto a otros tantos escritores y artistas como Ricardo Rojas, Enrique Banchs, Arturo Capdevila, Baldomero Fernández Moreno, Oliverio Girondo, Eduardo Mallea y Leopoldo Marechal,



La poeta había sido una de las fundadoras de la Sociedad Argentina de Escritores, la misma en la que ahora apareció su carta. Y apareció además un manuscrito del poema "Barrancas del Plata en Colonia" que había escrito a principios de 1938, en Colonia, Uruguay.



"Redobles verdes de tambor los sapos/ y altos los candelabros mortecinos/ de los cardos me escoltan/ con el agua que un sol esmerilado carga al hombro", dicen los primeros versos de ese poema que la misma Alfonsina, contó poco después, escribió "la tarde de llegada a esa tierra amiga". "Corrí a mi alojamiento buscando un lápiz, el viento me llevó el sombrero, cuando subí a la terraza donde daba mi habitación cielo y río eran un desborde dorado", explicó en una lectura posterior del poema, que en el manuscrito escribe con letra redonda y clara.



Tras años de silencio y oscuridad, Alfonsina Storni vuelve a asomarse viva, inquieta, dolida tras esa carta, a un costado de su poesía, entre los papeles hallados en el sótano de la "Casa Leopoldo Lugones" de la Sade. Papeles que revelarán todo su valor tras un estudio exhaustivo.

De: http://www.clarin.com/diario/2009/09/30/sociedad/s-02009011.htm


Comentarios:
Monica quiere compartir una poesía tan linda como antigua:


Dolor

Quisiera esta tarde divina de octubre
pasear por la orilla lejana del mar;
que la arena de oro, y las aguas verdes,
y los cielos puros me vieran pasar.

Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
como una romana, para concordar
con las grandes olas, y las rocas muertas
y las anchas playas que ciñen el mar.

Con el paso lento, y los ojos fríos
y la boca muda, dejarme llevar;
ver cómo se rompen las olas azules
contra los granitos y no parpadear;

ver cómo las aves rapaces se comen
los peces pequeños y no despertar;
pensar que pudieran las frágiles barcas
hundirse en las aguas y no suspirar;

ver que se adelanta, la garganta al aire,
el hombre más bello, no desear amar...

Perder la mirada, distraídamente,
perderla y que nunca la vuelva a encontrar:
y, figura erguida, entre cielo y playa,
sentirme el olvido perenne del mar.

Alfonsina Storni

martes, 29 de septiembre de 2009

Cuentos y leyendas


El testigo

Jorge Luis Borges

     En un establo que está  casi a la sombra de la nueva iglesia de piedra, un hombre de ojos grises y barba gris, tendido entre el olor de los animales, humildemente busca la muerte como quien busca el sueño. El día, fiel a vastas leyes secretas , va desplazando  y confundiendo las sombras en el pobre recinto; afuera están las tierras aradas y un zanjón cegado de hojas muertas y algún rastro de lobo en el barro negro donde empiezan los bosques. El hombre duerme y sueña, olvidado. El toque de oración lo despierta. En los reinos de Inglaterra el son de las campanas ya es uno de los hábitos de la tarde, pero el hombre, de niño, ha visto la cara de Woden, el horror divino, y la exultación, el torpe ídolo de madera recargado de monedas romanas y de vestiduras pesadas, el sacrificio de caballos, perros y prisioneros. Antes del alba morirá y con él moriran, y no volverán, las últimas imágenes inmediatas de los ritos paganos; el mundo será un poco más pobre cuando este sajón haya muerto.
  
      Hechos que pueblan el espacio y que tocan a su fin cuando alguien se muere pueden maravillarnos, pero una cosa, o un número infinito de cosas, muere en cada agonía, salvo que exista una memoria del universo, como han conjeturado los teósofos. En el tiempo hubo un día que apagó los últimos ojos que vieron a Cristo; la batalla  de Junín y el amor de Helena murieron con la muerte de un hombre. ¿Qué morirá conmigo cuando yo muera? ¿Qué forma poética o deleznable perderá el mundo? ¿La voz de Macedonio Fernández, la imagen de un caballo colocado en el baldío de Serrano y de Charcas, la barra de azufre en el cajón de un escritorio de caoba?
    
De: Borges, Jorge Luis / Antología personal . Buenos Aires: Sol. 2001





Vocabulario:
Woden : Odín


(antiguo escandinavo Odhinn, anglosajón Woden, antiguo altogermánico, Wōdan, Woutan),
En la mitología escandinava, rey de  todos los dioses.  Odín, padre y también el señor de la guerra y el trueno.

 Sus dos cuervos negros, Huginn (‘pensamiento’) y Muninn (‘memoria’), volaban todos los días para reunir noticias de los hechos ocurridos en el mundo. Como dios de la guerra, Odín tenía su corte en Valhala, adonde iban todos los guerreros valientes después de su muerte en batalla. Sus mayores tesoros eran su corcel de ocho patas, Sleipner, su lanza, Gungnir, y su anillo, Draupner. Odín era también el dios de la sabiduría, la poesía y la magia, y se dice que sacrificaba un ojo por el privilegio de beber de Mimir, la fuente de la sabiduría. Las tres mujeres de Odín eran diosas de la tierra y su hijo mayor era Thor, el dios del trueno.








 En la ilustración aparece con todos los símbolos de su poder: sentado en su trono con el yelmo alado de oro y su lanza mágica, Gungnir. Le rodean los cuervos Huginn ('pensamiento') y Muninn ('memoria'), que le llevan las noticias de todo cuanto acontece en el mundo, y los dos lobos fieles, Geri (ansiedad) y Freki (glotonería).


de: Encarta



lunes, 21 de septiembre de 2009

Novedades: Términos Mayas

Diccionario virtual de términos mayas está listo





El Diario de Hoy. El Salvador

 A partir del 21 de septiembre estará disponible el primer diccionario virtual de términos mayas, anunció Ignacio Cases, uno de los investigadores del proyecto. La idea de crear la herramienta surgió tras analizar más de 400 inscripciones de las llamadas series lunares, los diferentes calendarios regidos por la Luna que utilizaba esta cultura mesoamericana que habitó en México, Guatemala, Honduras, El Salvador y Belice, y que estaban asociadas a textos políticos, explicó Cases, experto en Astrofísica.








Las series lunares aparecen en inscripciones en piedra, cerámica y madera del período clásico maya, hasta el año 900 después de Cristo, aproximadamente, agregó.







La fuente principal de información astronómica de la cultura maya se conserva en tres códices, en el Museo de América en Madrid, la Biblioteca Nacional de Francia en París y la Biblioteca de la Universidad de Dresde en Alemania.


El corpus completo de inscripciones mayas está compuesto por unos 15 mil textos glíficos y, de ellos, unos 12 mil han sido digitalizados para "Quadra", la aplicación informática que elaboró Cases y que será accesible en la página de internet "www.uooh.org".

Para introducir en la red los textos mayas en alta resolución Cases empleó un servidor creado por el Laboratorio Nacional de Los Álamos, en Nuevo México (EE.UU.).

Dicho sistema guiará al investigador con las equivalencias de los términos mayas que introduzca y no se limitará a traducir, precisó Cases.









 fuente:
Dirección General de Cultura y Educación - Portal ABC  (en linea. fecha de consulta 21 de septiembre 2009)

lunes, 14 de septiembre de 2009

Cuentos y leyendas: La princesa convertida en pájaro.

La princesa convertida en pájaro
Leyenda paraguaya
     Sangrienta había sido la lucha de las dos tribus indígenas en la selva paraguaya, y el triunfo había correspondido a los guaraníes. Tomaron muchos prisioneros , entre los que se destacaba un joven y arrogante guerrero de la tribu Tupí, que ahora se veía encadenado y abatido. Pero una sorpresiva dicha vino un día a iluminar sus tristes horas de prisionero. La princesa Ñambiú, hermosa hija del cacique guaraní pasó ante él. Los dos jóvenes se enamoraron y ya solo vivieron con la esperanza de casarse.
     Este sentimiento provocó indignación en el poderoso cacique, y se opuso a que la joven princesa volviese a ver al prisionero.  La separación de los enamorados  fue total, porque el guerrero tupí fue muy vigilado y Ñambiú no pudo hallar la ocasión de acercarse a él.
     La princesa estaba muy triste y lloraba a menudo. Se sentía sola, y comenzó a gustarle el vagar por la selva, contando sus desdichas a los árboles, que parecían escucharla y responder con el murmullo de sus hojas. Hasta que un día, en que la princesa no pudo soportar más su soledad y  huyo al monte para siempre, a refugiarse entre los árboles amigos.
     Grande fue la desesperación del cacique y de su esposa. La primera sospecha fue que hubiera huido con el jóven tupí,  pero pronto pudo saberse que éste seguía prisionero.  A su vez él pudo dar una pista: había soñado que su amada Ñambiú estaba en los montes que rodean el Iguazú, donde fuera llevada por una bruja.
     El cacique ordenó inmediatamente que partieran a buscarla un grupo de guerreros. El paso de tanta  gente por  la selva  alborotó a los pájaros, y Ñambiú que comprendió que algo ocurría, salió al camino. Allí se encontró con los enviados de su padre. pero en vano fue que la instaran a regresar. Ñambiú se negó, y pese a la alegría del encuentro, los guerreros tuvieron que volver sin ella.
     Cuando el padre lo supo grande fue su pena, pero nada podía hacer. Entonces fueron las amigas de la joven quienes intentaron convencerla. Se internaron en la espesa selva y la llamaron dulcemente. Pero tampoco pudieron nada las súplicas. Entonces el cacique consulto al adivino de la tribu.
     -Ñambiú volverá -respondió éste- cuando vuelva a sentir y a hablar.
     El cacique decidió partir en busca de su hija. Una gran comitiva se encaminó a los montes del Iguazú.
Iba también el adivino que había indicado el mal que padecía Ñambiú.
       Para lograr conmoverla en forma tal que recuperara el habla y los sentimientos, los padres no se presentaron ante ella, y los primeros emisarios que se acercaron a ella, le dijeron que había muerto. Nada respondió la princesa, que permaneció como una estatua, sin que una lágrima asomara a sus ojos. Entonces el mago se plantó ante ella y le dió la noticia de la muerte del prisionero tupí .

 Ñambiú se estremeció violentamente, y un grito desgarrador, un lamento tristísimo brotó de sus labios. Despúes, desapareció en la selva, y a poco, un ave desconocida vagaba entre los árboles, cantando tristemente. Se había transformado en el Urutaú, cuyo canto, es un triste lamento.

 
De:  Leyendas universales.  Adap. por Daroqui, Julia, Koch, Santos Martinez, il. Buenos Aires; Sigmar, 196. 6o p.





jueves, 10 de septiembre de 2009

Sección: Cuentos y leyendas

Las tres plumas
 Un cuento de los hermanos Grimm
   Había  una vez un rey que tenía tres hijos. Dos eran despiertos y atrevidos.El tercero, ingenuo, bueno y soñador,era considerado un inútil, incapáz de realizar ninguna empresa, y por eso lo llamaban Simplicio. El rey amaba a los tres con ternura, y al sentirse viejo no había a quien nombrar heredero de la corona.
     Un día los  llamó y les dijo:
     -Hijos míos: uno de ustedes deberá sucederme en el trono. No sé a quien legar el cetro y la corona. Por eso decidí ponerlos a prueba. Partan, recorran el mundo y tráiganme un tapiz. El que consiga el más bello será el heredero del reino.
     -Oí que los tapices más hermosos se fabrican en Oriente -dijo el hermano mayor-; como primogénito me corresponde elegir el rumbo. Me dirigiré a Oriente.
     - ¡De ninguna manera! -replico el segundo- hacia Oriente partiré yo.
     -¡Calma! ¡Calma! -intervino el anciano-. La suerte decidirá el rumbo de que debera tomar cada uno. Aquí tengo tres plumas. Desde la terraza las arrojaré al jardín una a una. La primera le corresponderá al primogénito, la siguiente al segundo y la tercera al último de los hermanos.
     Los tres hijos del rey bajaron al jardín y esperaron la caída de las plumas que el rey iba a arrojar desde la terraza.
     El viento llevó a la primera hacia el Oriente, la segunda hacia el Occidente, y la tercera, cayendo verticalmente, de posó al pie de la segunda terraza.
     -¡Esto quiere decir que Simplicio no debe salir del reino! -dijeron los hermanos-; debe buscar aqui el tapiz.
     Una vez que el rey y los dos hijos mayores hubieron entrado, Simplicio se acercó al lugar en que se había posado la pluma y, al inclinarse para recogerla, notó que junto a ella había una anilla de bronce. Separó las ramas de un arbusto y descubrió una losa. Tiró de la anilla , y al levantar la losa vió una escalera tallada en la roca que conducía a un subterráneo.
     Suponiendo que en aquella cueva se iba a encontrar con poca luz, Simplicio cortó una rama para que le sirviera de bastón en la oscuridad. Con la pluma en la mano derecha empezó a descender por la cómoda escalera y llegó a una sala espaciosa, en medio de la cual se alzaba un trono. Una gran rana vestida de reina lo ocupaba, y en torno a ella se apretujaban varias ranitas.
     -¡Bienvenido, Simplicio! ¿Necesitas algo? ¿Podemos serte útil?
El joven dudó un instante antes de responder  Estaba perplejo.
     La reina de las ranas hizo un gesto amable para darle ánimo, y entonces Simplicio relató lo que había  acontecido momentos antes en el jardín
      -¡Ah! ¿Necesitas un tapiz? Veremos si podemos proporcionarte uno. Y con voz grave recitó:
Ranitas verdes de los guardarropas
traed al punto un hermoso tapiz;
ese bordado con flores de almendro
o ese estampado con flores de lis.

    Cuando Simplicio vió el tapiz azul que las ranitas sacaron del guardarropa, se puso muy contento. Dificilmente sus hermanos podrían conseguir algo mejor en Oriente o en Occidente.
     -No conviene que te presentes a tu padre tan pronto. Quédate aquí hasta que sepamos que han vuelto tus hermanos .
     Meses después se supo que estos habían vuelto. Traían varios tapices para que el rey eligiera el mejor.
     -Cuando llegue Simplicio compararemos su tapiz con el mejor de cada uno de ustedes -dijo el anciano.
     Al día siguiente el menor de los hermanos extendió el tapiz azul ante el rey, y éste, admirado, bajo del trono y dijo:
     -El mejor tapiz es el tuyo. Simplicio. A tí te corresponde ocupar el trono.

     Los dos hermanos,  verdes de rabia, interrumpieron:
     -Simplicio no puede ser el vencedor, pues ha llegado tarde. Presentó su tapiz un día despues de nuestra llegada.
     El rey propuso entonces otra prueba:
     -El que me traiga el anillo más precioso heredará el trono.
     El mayor de los hermanos se dirigió a Oriente, el segundo hacia Occidente y Simplicio bajó al subterráneo de la reina de las ranas.

     Esta recibió al jóven con gran alegría, y al saber que el rey deseaba un anillo, exclamó, dirigiéndose a la más pequeña de su corte:
     
Ranita verde, ranita verde
fiel guardadora de mi tesoro
trae el anillo más deslumbrante 
de cincelado platino y oro.


     El mismo día de la llegada de los dos hermanos se presentó Simplicio con la joya del tesoro de las ranas, y el rey le dijo: 
     -Tu anillo es el mejor. Heredarás el trono.
     -Los tapices y las joyas no sirven para decidir sobre tan importante asunto. La suerte y  no la inteligencia 
se pone a prueba con esto.
     -Asi dijeron los hermanos, y el rey entonces propuso:
     -El que me traiga la nuera más bella heredará la corona.
     Las tres plumas arrojadas por el rey volvieron a señalar el rumbo que debia tomar cada uno de sus hijos.
     - A tí te corresponde encaminarte hacia Oriente  -dijo el rey al mayor.
     - A tí, te toca ir hacia Occidente -le dijo al segundo.
     - Y a tí, Simplicio  -dijo el monarca con trsiteza- te toca siempre buscar dentro de mi reino.
     -No importa, padre. No siempre lo más lejano es lo mejor. Estoy seguro de encontrar aqui la esposa más bella y la más buena.
    
     Al cabo de tres meses las tres nueras fueron presentadas al rey. El primogénito y el segundo se habían casado con dos actrices de circo. Eran muy bonitas; pero cuando el rey vió a la esposa de Simplicio se quedó maravillado. Se dirigió a este y dijo:
     -Evidentemente, hijo mío, la corona te corresponde.
     -La esposa de Simplicio te ha deslumbrado por su cara bonita, padre. Pero, ¿tiene ella la destreza y la agilidad de nuestras esposas?
     Así hablaron los hermanos, y, colocando un gran aro frente a sus mujeres, ordenaron a estas que saltaran. Así lo hicieron ellas.
     Entonces la esposa de Simplicio pidió que pusieran más lejos y más alto el aro. Los presentes no salían de su asombro.
     -¡Más lejos, más alto, más, más aún!
     Parecía imposible que un ser humano  pudiera saltar tan alto.
 Y sin embargo,  ante los ojos de todos se produjo  lo imposible.


     Nosotros sabemos porque.  La joven era una de las ranitas  del subsuelo, que por la magia
de la rana reina se volvió  doncella y con su salto  ganó el reino para Simplicio
De:
Grimm, Hermanos. Fabulandia. Buenos Aires: Codex, 1979. 92p
Comentario:
El libro Fabulandia reune una seleccion de fabulas y cuentos  con  los titulos mas importantes de la literatura universal y de prestigiosos autores tales como Los hnos Grimm, laCondesa de Ségur, Mme d´Aulnay, antiguos cuentos coreanos y chinos  y leyendas sudamericanas. Esta presentado en una linda encuadernacion resistente al uso y los años,con hermosos  y coloridos dibujos y en cada hoja guardas florales hacen de esta obra un tesoro muy valorado.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Novedades

La Biblioteca Arbo incorporó a su coleccion dos obras:

    Bayer, Osvaldo              
      La Patagonia Rebelde. - Buenos Aires: La Página , 2009.
      V.2, 672 p. ; 20 cm.


      ISBN 978-987-503-494-5
      1. HISTORIA ARGENTINA. I. Título
       CDD 331.880.982 


 Comentario:    

     La Patagonia rebelde es el testimonio de la virulenta represion y matanza de obreros a manos del Ejército durante las huelgas patagónicas de 1921. Es, a la vez, una radiografía descarnada de la desigualdad humana, que prueba en forma contundente la lógica de un sistema perverso en el cual los estancieros sureños presionaron con éxito al gobierno de Yrigoyen y su ejército  para aniquilar la resiatencia de los trabajadores sublevados  




   Cachuan, Soledad
     Mitología Inca. 1a ed. 1a reimp. - Caseros: Gradifco,
     2008.
     208p. ; 20x14cm.
      
     ISBN 978-987-571-020-7
     1. MITOLOGIA INCA. i. Titulo  
      CDD 299.82  


Comentario:

      Desde 1450 hasta 1530, en la costa occidental de America del Sur prosperó un enorme imperio: el Inca. Por su extension podría compararse con el Imperio Romano. Abarcó en su momento de esplendor, toda la zona andina, desde Ecuador hasta Chile y Argentina.
     Sin tecnología ni rueda, y con herramientas muy rudimentarias, construyeron grandes templos, fortalezas imponentes y magníficas ciudades.
     Adoraban al sol y a otros dioses celestes, a algunos animales, y tenían un gran respeto por la naturaleza. Veneraban a sus antepasados y les rendían culto.
     Lograron organizar un imperio comunitario, bien administrado, jerarquicamente ordenado, donde el trabajo era repartido equitativamente. No existía la propiedad  privada ni conocían moneda alguna. No tuvieron lengua escrita , aunque utilizaban un sistema de registro muy preciso.
     Este libro le propone internarse en el mundo de los Incas, los indios peruanos que en menos de un siglo lograron crear  un imperio qu een muchos aspectos es un ejemplo y un modelo para la civilizacion moderna




Libros pedidos:

  • Cachuan, Soledad 
                            Mitologia Azteca

                                                                                                                                                                                                

Seccion Ciencia y tecnología

En la Puna Un ecosostema único en el mundo
Para cualquier persona estas pueden ser formaciones salinas al costado de las increibles lagunas turquesas en medio de la Puna, sin embargo para el equipo de investigadores de Tucuman que los descubrieron son fósiles vivientes de un ecosistema único: microbios y bacterias que forman rocas orgánicas, como las que poblaban la Tierra hace 3.500 millones de años.
El laboratorio de Investigaciones Microbiologicas de Lagunas Andinas  de Tucuman que depende del Conicet estudia desde hace 6 años  icroorganismos en ecosistemas extremos de la Puna: lagunas, humedales y salares. Son bacterias, por ej. que pueden soportar una altisima radiacion solar ultravioletaque se desarrollan en ambientes de gran salinidad; que viven en medio del arsénico.




Muchas de esas condiciones se daban hace 3.500 millones de años en el planeta. Y como las lagunas y ojos de mar de la Puna conservan características similares, el equipo de la doctora María Eugenia Farías, directora del LIMLA, comenzó a "rastrillarlos" en busca de ecosistemas arcaicos.



Los encontró en la laguna Socompa, a 4.000 metros sobre el nivel del mar, y en los seis ojos de mar cercanos al pueblito de Tolar Grande, a unos 3.600 metros, ambos en Salta. Se trata de estromatolitos, agrupaciones de microorganismos con algas, vinculadas a formaciones calcáreas, que permitieron cambiar la atmósfera de la Tierra.



"Las algas se encargan de producir fotosíntesis, y las otras bacterias reciclan los nutrientes minerales -explica Farías-. Como la vida, al inicio del planeta, era muy difícil, porque no había oxígeno ni capa de ozono, estos tipos diferentes de bacterias formaron colonias, comenzaron a captar el dióxido de carbono y a transformarlo en oxígeno. Al haber oxígeno se formó la capa de ozono y la vida se tornó aeróbica. A partir de eso empezó a evolucionar y diversificarse la vida".



A medida que la Tierra se volvió más estable, los estromatolitos fueron desapareciendo. "Todos son fósiles: forman montañas, por todos lados -los hay en el Valle de la Luna-; son como piedras con capas", describe la bióloga. En muy pocos lugares del mundo existen estromatolitos vivos, por lo general en ambientes marinos o salados: Yellowstone (EE. UU.), Australia, México, Chile (salar de Llamara, cerca de Iquique).



Esta es la primera vez que se encuentran estromatolitos vivos en altura. "Se dieron condiciones muy parecidas a la Tierra primitiva como para que vuelvan a aparecer: bajo aporte de nutrientes, ambiente desértico, mucha sal, alta radiación UV, y la presencia de carbonato de calcio, para que se formen las piedras", precisa Farías.



Este descubrimiento abre una puerta al estudio de la vida en otros planetas: "Si se piensa que en Marte hubo algún tipo de vida, el lugar más parecido en la Tierra es el desierto de Atacama y la Puna", observa la científica. De hecho, el Departamento de Astrobiología de la NASA ha invitado al LIMLA a trabajar en conjunto.



Si bien los integrantes del equipo han hecho varias publicaciones, esta vez los primeros en enterarse fueron los 140 habitantes de Tolar Grande. Antes de la expedición de febrero, Farías se lo comunicó al intendente y al cacique, y realizaron la correspondiente ofrenda a la Pachamama. Tras el hallazgo, los científicos se lo comunicaron al pueblo y, de inmediato, a las autoridades salteñas, para pedirles que protejan estos ecosistemas.



Seis horas de viaje hay hasta Tolar Grande y tres más hasta Socompa, en medio de paisajes magníficos. Farías aspira a que el hecho de conocer que allí existen ecosistemas primitivos le da un valor agregado al potencial turístico, a ser aprovechado por los lugareños, quienes deberían ser formados como guías. Esas magníficas lagunas tienen otro atractivo: la bióloga nunca imaginó que su bautismo de buceo en el Arrecife de Coral, siendo turista, le serviría para sumergirse -trabajosamente, a causa de la sal- en un ojo de mar a 3.600 metros de altura.


viernes, 4 de septiembre de 2009

Seccion: Viajes y paseos


Salta, Jujuy, Bariloche, Buenos Aires, Mendoza, San Luis, Entre Rios, Misiones,  Rio Negro, Neuquen, Tigre, Campana, Lujan...... Mil destinos, mil lugares, miles de aventuras y la posibilidad de  hacerlo. En esta seccion viajaramos a los hermosos lugares que nos ofrece nuestra argentina. Aca encontraras lugares para visitar, distancias, clima y todo lo que pueda ser de utilidad.
Salta
Bariloche
Mendoza


Neuquen
Purmamarca Jujuy                                                  
 
                                         Salinas Grandes


Cordoba La Cañada
El Tigre 
                    
                                                                                                                C.Rivadavia
La  Boca- Riachuelo
Estos son algunos de los maravillosos lugares que tuvimos la suerte de visitar  Cada lugar guarda nuestros pasos, alli dejamos amigos, amores, aventuras, risas y lágrimas. Cada rincon de nuestro pais que visitamos nos regalo sus maravillas, sus alturas y sus honduras, sus maravillosos amaneceres y sus coloridos crepusculos. Ya sea el mar, el río, las sierras, las montañas, la selva, la llanura, la pampa, las salinas, la estepa o las cataratas  nuestro país nos regalo cada dia la maravillosa sensacion de descubrir; el privilegio de recorrer , el misterio de descubrir, la humildad de admirar y el agradecimiento por poder hacerlo!!!!!!! Hasta pronto. Laura

Sección: Cuentos y leyendas




LEYENDA QUICHUA
EL CACUY
Sonko y Huasca eran hermanos. Habían quedado huérfanos hacía muchos años, y desde entonces vivían solos en la selva, habitando el rancho que fuera de sus padres.
Sonko era el menor. Alto, fornido y muy trabajador, poseía un corazón tierno, cuyo cariño se volcaba en su hermana, a quien quería como a la madre que perdiera siendo niño.
Pero Huasca no retribuía ese afecto. Por el contrario, siempre se mostraba agresiva con el buen hermano, disputaba con él, lo maltrataba y le hacía padecer en toda ocasión la perversidad que la dominaba.
A pesar de ello, Sonko seguía profesando un profundo cariño a esta hermana cruel.
Tanto la quería, que al ver los jugosos frutos maduros, sólo tenía un pensamiento: recogerlos para Huasca.
Así lo hizo ese día. De vuelta al rancho, cortó los más dulces y sabrosos, los depositó en un canastillo de fibras de yuchán, que él mismo fabricara, y feliz y contento con el tesoro obtenido, corrió hasta su choza a fin de entregarlos a la ingrata.
Mientras corría, pensaba:
"¡Qué contenta se pondrá Huasca! Ella habrá preparado la comida para mi almuerzo, pero yo, en cambio, le regalaré estas hermosas chirimoyas y estas sabrosas algarrobas. ¡Mi hermana es tan golosa! ¡Si su corazón fuera más dulce conmigo! Porque con los demás es muy buena... y es cariñosa... Sólo conmigo es brusca y es mala."
Se detuvo un momento, para comprobar que las frutas no sufrían con la carrera, y continuó sus reflexiones:
"¿Por qué Huasca se mostrará tan dura conmigo? Pero... ¡no importa! Yo conseguiré que me quiera. Con mi cariño lograré el de ella."
Ilusionado por su fe llegó a la choza. Al lado de ésta había un telar rústico, con una manta de vivos colores empezada. Ello le demostró que Huasca había estado trabajando.
Una canción muy suave le llegó desde el interior del rancho. Era su hermana que cantaba.
Alentado y gozoso, al pensar en el regalo que le traía, llamó con voz dulce:
-¡Huasca!... ¡Huasca!... ¡Hermanita!...
Una linda doncella de piel cobriza apareció en la puerta de la choza. La canción se había apagado en sus labios, y una mirada hosca, cargada de rencor, acompañó a sus palabras. Dirigiéndose a su hermano, le respondió en el más brusco de los tonos:
-¡Qué quieres!
Sonko sufrió un desencanto. Le pareció que su corazón se achicaba y le dolía al sentir el desprecio de la perversa doncella. Sin embargo resistió el dolor y nada dijo. Él se había prometido conquistar el afecto de su hermana y no abandonaría la empresa al primer contratiempo.
Con suave voz y tierna expresión, le dijo:
-Mira, golosa, mira lo que he traído para ti.
Al mismo tiempo abrió la cesta cargada de apetitosos frutos, y al verlos, la mala hermana sólo supo exclamar:
-¡Chirimoyas y algarrobas! ¡Cómo me gustan!
Sin una frase de agradecimiento al pobre muchacho, le arrebató la canastilla y entró en el rancho.
El hermano la siguió. No agregó una sola palabra y se sentó dispuesto a almorzar:
En una vasija de barro, la mazamorra se cocinaba al fuego.
Tomó un "puco", y ya iba a llenarlo con el sabroso alimento, cuando su hermana lo detuvo dándole un manotón, al tiempo que le gritaba airada:
-¡Deja eso! ¿O crees que yo cocino para ti? ¡Poca comodidad sería! ¡Pasar la mañana fuera y volver cuando ya está todo hecho! ¡Cuando no hay más que estirar la mano para servirse!
Y, dominante, agregó:
-¡Retírate turay! ¡Cacuy turay!
Pero... Huasca... Yo también he trabajado. He estado recogiendo miel de lechiguana y labrando la tierra pra sembrar... Y ¿quien si no yo cuida nuestra majadita de cabras?
Con el tono más humilde continuó:
-Anda, sé razonable... Sírveme un poco de mazamorra y dame un trozo de patay...
-¡Ya he dicho que no! Si quieres comer, tú te lo has de preparar. ¡Esto es mío! ¡Cacuy turay! ¡Cacuy turay!
-Dame entonces unas chirimoyas de las que traje... -imploró el muchacho.
-Ni una. Para mí dijiste que eran y yo las comeré -terminó inflexible Huasca.
Triste la miró Sonko. Sus ojos brillaron colmados de lágrimas; pero nada respondió.
Cabizbajo salió del rancho. ¿Cómo era posible que su hermana le negara una porción de mazamorra o un trozo de patay cuando él trataba siempre de complacerla? ¿Por qué sería así su hermana? ¿Qué podría hacer él para corregirla?
Sus esperanzas de dulcificar el corazón de la perversa iban perdiendo fuerza. Se sentía incapaz de continuar. Sin embargo, haría una última tentativa.
Ese día lo pasó vagando por el bosque y alimentándose con frutas silvestres.
Entrada la noche, volvió al rancho y se acostó. Una idea fija le impedía conciliar el sueño: cómo lograr el afecto de su hermana.
Por fin, el cansancio lo venció y se quedó dormido.
A la mañana siguiente, muy temprano, volvió a salir de la choza.
Llevaba la intención de conseguir, para su hermana, algo extraordinario, algo que le agradara mucho...
Sonko pensaba:
"Tal vez así, con una dedicación y un deseo de complacerla cada vez mayores, llegará un día en que Huasca corresponderá a este hondo cariño que por ella siento. ¡Qué felices seremos entonces!"
Levantó sus ojos al cielo y, como si hablara con alguien, continuó:
"Viviremos unidos por un afecto profundo y nuestros padres nos bendecirán desde la estrella donde están ahora..."
A su paso, un ave asustada levantó el vuelo. Tan preocupado iba, que apenas prestó atención a este hecho. Tampoco oía el coro de los pájaros que a esa hora era una gloria.
Persistía en su mente la misma idea: merecer el cariño de su hermana.
De pronto, un fruto hermoso llamó su atención. Su color, su brillo y su tamaño lo hacían resaltar entre todos los otros.
¡Ése sería el regalo para su hermana!
Pero, ¡qué alto estaba! Le costaría alcanzarlo... Mas, ¿qué importaban las dificultades cuando el premio iba a ser tan maravilloso?
Y ya no pensó más. Aunque los riesgos eran muchos, lo alcanzaría.
Con la agilidad de un muchacho acostumbrado a trepar árboles y a escalar montañas, Sonko apoyó en una rama baja sus pies calzados con ojotas, y ayudándose con manos, brazos y piernas fue subiendo... subiendo...
Las espinas y las ramas secas arañaban su piel y desgarraban sus ropas. Pero nada importaba. Lo esencial era llegar hasta el hermoso fruto que se ofrecía allá en lo alto.
Continuaba entusiasmado la ascención, cuando lanzó un grito. Una enorme espina se había clavado en su carne. El dolor que le producía era tan intenso que no le permitía sostenerse con la mano herida.
Trato de arrancarse la espina, pero fue en vano. La mano comenzó a hincharse y a tomar un feo color morado.
Debía darse por vencido y abandonar la empresa. Resuelto ya, comenzó a descender.
Una vez en tierra, observó la herida con detención. En un último esfuerzo, arrancó la espina, y la sangre brotó de la lastimadura. Se sintió desfallecer. Su cabeza ardía y tenía la garganta seca.
Con las fuerzas y la desesperación que le prestaba su estado, corrió a la casa. Su hermana sabía preparar un bálsamo con las hojas y las flores del molle... Ella lo curaría y le daría de beber...
Ya le faltaba poco... Un último esfuerzo y llegaría a su rancho.
De lejos divisó a Huasca trabajando en el telar. Cuando estuvo delante, le suplicó:
-¡Huasca, por favor! Quise traerte un fruto hermoso que vi en el bosque, y cuando ya creía alcanzarlo, una espina que se clavó en mi mano me impidió lograr mi deseo. Huasca, hermanita, ¡sufro mucho y tengo sed! ¡Alcánzame un poco de agua!
La hermana se levantó de inmediato. Lo tomó de un brazo y lo ayudó a sentarse.
-¡Oh!. turay... ¡Cómo tienes la mano! Yo te la curaré y traeré agua y miel para apagar tu sed.
Así diciendo, corrió al interior del rancho, y llevando en sus manos un cántaro de barro, fue a una vertiente cercana para llenarlo con agua fresca.
Sonko creía soñar. Mentira le parecía la dedicación de la hermana. Llegaó a bendecir la espina que, al herirlo, le había permitido gozar del cariño y de los cuidados de su querida Huasca.
Corriendo volvió la doncella. Con la carrera el agua que llenaba el cántaro saltaba y caía al suelo salpicando sus piernas desnudas.
Entró al rancho para buscar un "puco" con miel. Con ambas manos ocupadas se presentó ante Sonko.
La ansiedad y el reconocimiento se pintaron en el rostro del hermano. Un dulce bienestar lo invadió al oír que Huasca le decía con dulzura:
-¡Pobre turay! Hermanito..., ¿sufres? ¿Tienes sed? Aquí hay yacu-chiri y miel en abundancia, ¿las ves?
Hizo una pausa, y cambiando de expresión y con la voz ruda de otras veces, agregó:
-¡Pero no son para ti! ¡Prefiero dárselos a la tierra!
Y al tiempo que, ante los ojos azorados del muchacho, volcaba el contenido de las dos vasijas, lanzando una carcajada estridente y burlona, continuó:
-¡Anda tú!... ¡Anda a la vertiente, que allí el agua sobra!... ¡Allí podrás tomar toda la que quieras!
Esto bastó para que el cariño que sentía el muchacho se trocara en un odio intenso contra la perversa hermana.
Un sentimiento de venganza nació en él, tan profundo y persistente, que ya no lo abandonó.
Arrastrándose casi, llegó a la vertiente. Se echó en el suelo y con avidez bebió el líquido fresco.
Sumergió en el agua la mano herida y se sintió mejor. Un suave sopor lo invadió y a la sombra de un árbol corpulento se quedó dormido.
Cuando despertó, el sol se escondía tras los cerros vecinos. Se levantó y caminó unos pasos. El dolor de la herida persistía.
Decidió ver a la curandera para pedirle algo que aliviara su mal. Y echó a andar en dirección a lo de la "médica".
El canto de los pájaros no se oía ya. Los rumores de la selva se habían apagado. Una estrella lejana brilló en el cielo. La media luz del crepúsculo, con reflejos rojos de incendio, iluminaba la paz de la tierra.
Sólo en el alma del pobre turay rugía, como una tormenta, la venganza.
Con conocimientos de hierbas y emplastos, el muchacho curó. A los pocos días estuvo completamente bien.
¡Cómo había cambiado Sonko! La mirada, antes tierna, era ahora hosca y dura. Su voz había perdido la dulzura de otros días.
Callado y taciturno, continuaba preparando sus planes.
Un día, de vuelta del valle, a donde llevara la majadita de cabras, se dirigió muy resuelto al rancho. Iba a poner en práctica su idea de venganza.
Fingiendo sentimientos que ya no sentía, y con la misma voz de pasados días, llamó a su hermana:
-¡Huasca!... ¡Hermanita! He encontrado para ti algo que te va a dar un gran placer, golosa.
-¿Qué es, turay?
-Una colmena. Si te animas y me acompañas, toda la miel será para ti. La recogeremos y en varias vasijas la traeremos a casa. ¿Me acompañas?
-¡Sí! ¿Sí! En seguida. Ya lo creo que te acompañaré a buscar miel. ¡Si se me hace agua la boca!
-No olvides de llevar un poncho para envolverte la cabeza. Ya sabes que las abejas no abandonan de buen grado la colmena y te picarían sin piedad.
Muy preparados se fueron los dos hermanos. Caminaron entre plantas hermosas de grandes hojas y perfumadas flores. Los piquillines y los mistoles les ofrecían sus frutos dulces. La puya-puya les brindaba sus flores blancas y fragantes. La exuberante vegetación de la selva era allí un maravilloso espectáculo.
Al llegar a un claro del bosque, el hermano se detuvo.
-Aquí es -le dijo-. Envuélvete la cabeza con el poncho, defendiendo tu cara de las picaduras de las abejas. ¿Ves ese árbol tan alto? En la cima está la colmena. ¿Te animas a subir?
-Ya lo creo. Tú me guiarás, pues yo no veré muy bien con mis ojos cubiertos con el poncho.
-No tengas cuidado. Yo te conduciré -la conformó su hermano.
Con mucho trabajo fueron subiendo al árbol que era el de mayor tamaño del lugar.
Una vez que hubo instalado a la hermana, sentada en una horqueta, en lo más alto de la copa, Sonko, fingiendo acercarse a la colmena, sacó de su cintura un hacha y comenzó a descender cortando las ramas que abandonaba.
Así dejó el tronco liso y sin puntos de apoyo para que no pudiera bajar la infeliz Huasca.
Ella, confiada y ajena a lo que sucedía, esperaba que su hermano le indicara la tarea a cumplir.
Cuando Sonko llegó a tierra, se alejó del lugar dejando abandonada y sin defensa a la ingrata hermana.
Pasados algunos instantes, y en vista de que no oía al muchacho, Huasca empezó a temer.
Apartó el poncho de su vista, y lo que vio le hizo temer algo desagradable. Anochecía y su hermano había desaparecido. Lo llamó, primero tranquila, pero al no obtener respuesta, el miedo la dominó.
Con tono quejumbroso y desesperado, que era un lamento, gritó:
-¡Turay! ¡Turay!
Pero el hermano no apareció. Con gran sorpresa de su parte, sintió que sus miembros se endurecían, que toda ella cambiaba de forma y su cuerpo se cubría de plumas. En pocos instantes quedó convertida en un ave cuyo grito lastimero se oía en la quietud de la hora.
-¡Turay! ¡Turay!
Y como recordando la orden que le daba de continuo, repetía:
-¡Cacuy turay! ¡Cacuy turay!
Desde entonces, este llamado, que es un doloroso recuerdo, un verdadero lamento, y que tal vez sea un grito de arrepentimiento, se oye al anochecer, cuando el cacuy se acuerda que fue una hermana cruel y perversa.
Así llama al hermano para pedirle perdón:
¡Turay!... ¡Turay!
Y vuelve a repetir como en otros días:
-¡Cacuy turay!... ¡Cacuy Turay!...
Los que, al anochecer, oyen el grito de esta ave, se estremecen, pues creen escuchar el grito lastimero de una persona. Tal vez es su parecido con el gemido humano.


Referencias
El cacuy es un ave nocturna. Duerme durante el día escondida en algún árbol y aparece cuando el sol se esconde.
Tiene un aspecto desagradable. Su cuello, grueso y corto, sostiene una cabeza chata, en la que se destacan los ojos muy grandes y una boca enorme. Para posarse busca el extremo de las ramas secas. El color de la corteza es como el del plumaje, pardo con mezcla de negro. Estirada sobre ellas, parece una continuación de la misma rama. En esa forma trata de pasar inadvertida y fuera de la vista de los cazadores.
Hace el nido en los huecos de los árboles con pequeñas ramas y recubre la parte interior con cerdas.
Su canto es un grito quejumbroso y muy fuerte que se oye a gran distancia. Muchos lo confunden con el lamento de un ser humano.
Esta forma de gritar: "¡ca... cuy! ¡ca... cuy!" ha originado el nombre con que la designan los pueblos de habla quichua.
 Los guaraníes le llaman urutaú.
En la Argentina habita las zonas Norte y Nordeste.
En Tucumán y Santiago del Estero se supone que su grito augura cambio de tiempo.
En Catamarca se tiene la creencia de que, al gritar, anuncia la proximidad de alguna colmena.
Es un ave mágica, se lo llamó antiguamente Kakó Kokó y luego Kakuy por deformación. En Tucumán entre los Lules: Tarpuí - llox; en el Litoral: Urutaú - gueimiene; entre los Jíbaros: Aohó, y en las tribus Guaicurúes: Nabopena - ga-naga. Sus distintas formas de pronunciación se deben a las diferentes lenguas aborígenes.
Su nombre científico es " Nyctibius Griseus Cornutus ".

Esta leyenda fue extraída de la Biblioteca "Petaquita de Leyendas", de Azucena Carranza y Leonor M. Lorda
Tomo IV: PICHI HUILQUI (Zorzalito)

Carranza, Azucena. Lorda, Leonor. Petaquita de leyendas. [En linea] Comp.por Cobiela, Nidia
Tomo IV: PICHI HUILQUI (Zorzalito)
[fecha de consulta 27 de marzo 2009] disponible en :<http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/Narrativa/leyendas/elcacuy.asp>

VOCABULARIO
Vocabulario
Sonko: Corazón
Huasca: Soga
Chirimoya: Fruto del chirimoyo, de sabor muy agradable
Algarroba: Fruto del algarrobo
Mazamorra: Comida hecha con maíz blanco muy cocido en agua
Patay: Pan de harina de algarroba negra
Lechiguana: Avispita que fabrica miel
Turay: Hermano
Puco: Escudilla
Cachu'y: "Haz harina"
Cacuy turay: "Muele harina, hermano"
Ojota: Plantilla de cuero que se asegura a los pies por medio de tiritas de cuero
Yacu: Agua
Yacu-Chiri: Agua fría.